Al acercarse a su centenario, ARRI da una mirada retrospectiva a su rica historia, analiza los valores y principios que la han ayudado a alcanzar este aniversario clave y establece la mira firmemente en el futuro.
El año 2017 marca los cien años desde que August Arnold y Robert Richter alquilaran un viejo comercio de zapatero en Múnich e instalaron un comercio de tecnología cinematográfica. Los dos jóvenes amigos comenzaron con solo un producto: una máquina copiadora que construyeron con un torno que Richter había recibido como regalo navideño de sus padres. Con las primeras dos letras de sus apellidos dieron el nombre ARRI a la nueva empresa.
Hoy, las oficinas centrales de la compañía se encuentran en esa misma dirección en calle Türkenstrasse, aunque las instalaciones se han ampliado hasta cubrir una manzana entera y es solo una de sus numerosas instalaciones en el mundo entero.
Como un auténtico y activo actor global en todos los mercados internacionales, ARRI tiene sus filiales más importantes en Europa, las Américas y Asia.
De muchas formas, ARRI representa el Mittelstand; medianas empresas alemanas que son líderes en su área y que han logrado permanecer en el tiempo gracias a su adhesión a sólidos valores. A menudo, al igual que ARRI, todavía hay empresas familiares que pasan de generación en generación, que son supervisadas por albaceas y con un componente afectivo en esa marca.
Cortesia de Produ
viernes, 27 de enero de 2017
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